Dogmatismo en lo accesorio

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Contrapunto

Desde hace años la imagen pública de la Iglesia anglicana es la de una comunidad de doctrina insegura y moral acomodaticia. La diversidad doctrinal se ha ampliado hasta el punto de que algunos obispos ponen en duda la resurrección de Cristo o la virginidad de María. Después de veinte siglos de cristianismo descubren que la no admisión de la mujer al sacerdocio responde sólo a una prejuicio cultural. Se rechaza el aborto, pero se aceptan excepciones y circunstancias. Se plantea el problema de la homosexualidad de sus ministros y se encuentran componendas para aceptarlo.

Pero quienes la acusan de permisivismo deberán reconocer ahora la postura firme y la doctrina neta de algunos obispos en un asunto polémico de actualidad: la exportación de animales vivos. En los últimos tiempos, algunos grupos se han manifestado contra el modo en que se transporta el ganado vacuno al continente, para ser allí sacrificado. Aducen que este transporte supone que los animales sufran un largo viaje en condiciones que califican de crueles. Hasta ahora el debate se circunscribía a si realmente existía tal crueldad y si se podían mejorar esas condiciones de transporte Pero los obispos que se han lanzado al debate han sacado la artillería teológica. A su juicio, ese comercio es nada menos que «una ofensa a Dios». En una ceremonia para bendecir animales domésticos, el obispo de Dover dijo que sería «irresponsable» por su parte predicar a la concurrencia sin denunciar que esas exportaciones ofendían a Dios.

En otros casos, aunque se proponga un ideal, suele apelarse a la libertad de conciencia para que los poderes públicos no impongan un determinado criterio. En cambio, este caso debe de ser mucho más decisivo, ya que esos obispos piden que el gobierno británico «dé una directriz moral a Europa» prohibiendo ese comercio.

Un diputado, que piensa que estos obispos han ido demasiado lejos, ha respondido que «los animales han viajado por mar desde el arca de Noé». Sin remontarse tan lejos, la historia eclesiástica transmite otra experiencia: cuando hay más dudas sobre lo esencial, el dogmatismo se traslada a lo accesorio.

Ignacio Aréchaga

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