Declaración católico-luterana sobre la justificación

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Roma. Como un «progreso en el diálogo» entre católicos y luteranos definió Juan Pablo II la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, que acaba de ser aprobada -con un anexo- por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos y la Congregación para la Doctrina de la Fe, y la Federación Luterana mundial (1).

El texto ha sido preparado por un grupo de teólogos designados por el Consejo y la Federación, que en 1994 realizaron una primera versión, revisada dos veces antes de ser sometida de modo oficial a la aprobación de la Santa Sede y de la Federación. Está compuesto por un preámbulo y cinco capítulos: el mensaje bíblico de la justificación, la justificación como problema ecuménico, la común comprensión de la justificación, la explicación de esta comprensión, y la importancia y amplitud del consenso logrado. En cada capítulo hay enunciados conjuntos, y puntualizaciones católicas y luteranas. En total son 44 puntos.

Por parte de la Santa Sede, la Declaración ha sido aprobada junto con un texto titulado «una respuesta de la Iglesia católica». Al presentarla, el cardenal Edward Cassidy, presidente del Consejo para la Unidad de los Cristianos, afirmó que la declaración conjunta «tiene sus limitaciones; constituye un progreso importante, pero no pretende resolver todas las cuestiones que luteranos y católicos deben afrontar juntos».

También por parte luterana el documento fue aprobado con un anexo crítico. Según Le Monde (1-VII-98), el texto fue enviado a 124 Iglesias de la Federación Luterana, y aceptado por todas menos siete, entre ellas la Iglesia luterana de Dinamarca. También hay un voto negativo de 150 teólogos, que lo consideran una concesión excesiva a la postura católica. Se oponen sobre todo los profesores de la Facultad Teológica de Gotinga (Alemania), donde se encuentra la escuela clásica del pensamiento luterano.

La justificación es el núcleo central del debate entre Lutero y los católicos. El Concilio de Trento resumió en 33 anatemas las diferencias con los luteranos. El más famoso es: «Si alguno dijere que el impío se justifica por la sola fe (…), sea anatema». La mayor dificultad sigue siendo que, según los luteranos, el hombre -a la vez pecador y justo- es visto sobre todo como pecador, mientras que para los católicos, es fundamentalmente hijo de Dios.

El tema de la fe y las obras, en cambio, sería menos problemático. Para superar la disputa -el hombre se salva por la sola fe, y las obras son inútiles, según los luteranos, mientras que la doctrina católica sostiene que el hombre puede cooperar con Dios para su salvación-, la Declaración afirma que la justificación viene únicamente por la gracia: de la gracia proceden tanto la fe como las obras. Los católicos añaden que el hombre coopera en su salvación por medio de «una acción de la gracia y no una acción realizada por el hombre con sus fuerzas». En cambio, los luteranos afirman que el hombre es incapaz de cooperar a su salvación en el sentido de que pueda dar «una aportación propia», pero no niegan la participación personal que Dios realiza en él.

Otra dificultad está en la «clara diferencia en la importancia que la doctrina de la justificación tiene para católicos y luteranos» (n. 18). Mientras para los luteranos es algo fundamental, para los católicos la doctrina de la justificación «se debe insertar en el criterio fundamental de la regula fidei, la confesión de Dios uno y trino, centrada cristológicamente y enraizada en la Iglesia viva y en su vida sacramental». La «respuesta» católica puntualiza que «en la continuación del estudio se tendrá que tratar también del sacramento de la penitencia, al que se hace referencia en el n. 30 de la Declaración conjunta». Los luteranos tienen también interés en abordar la cuestión de la penitencia, rito que han conservado y al que están volviendo.

Católicos y protestantes coinciden en afirmar que, «a la luz del actual consenso», las mutuas excomuniones del siglo XVI «ya no se aplican a los interlocutores de nuestros días». Como ha afirmado el cardenal Cassidy, la declaración es «un hito en el camino hacia el restablecimiento de la plena unidad visible».

Miguel Llano_________________________(1) El texto de la Declaración conjunta fue publicado en Herder Korrespondenz 51 (1997) 4, 191-220.

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