Crisis alimentaria en Níger por la sequía

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Lagos. Níger, uno de los países más pobres del mundo, está experimentando una dura crisis alimentaria. Las imágenes han llenado el mundo desde principios de agosto, pero la crisis empezó ya en enero. Como los demás países en la franja del Sahara, Níger ha estado experimentando los efectos del avance del desierto. Tiene una agricultura muy primitiva, dependiente de las lluvias. El año pasado se sembró poco; las lluvias han sido escasas por dos años consecutivos y además ha habido plaga de langostas en 2004 y 2005. Por tanto se esperaban pocas cosechas, y sin embargo no se pusieron los medios para prever la escasez de comida y resolverla.

A principios de año los efectos de la mala alimentación se empezaron a notar en los niños. En agosto están muriendo de malnutrición de 8 a10 niños cada día y la cifra va creciendo; algunos días llegan a 15, según los informes que se reciben en Nigeria, limitados por la falta de estructuras de comunicación. La ayuda internacional está llegando, pero tarde. Aunque la crisis se venía venir desde lejos, el gobierno declaró al principio que todo estaba bajo control. Ahora se ha visto que no es así.

La ONG Médicos sin Fronteras (MSF), que tiene en Agui un centro de emergencia, no da abasto: han tratado unos 12.500 casos en lo que va de año. Detectan la malnutrición midiendo los cuerpos de los niños y en sus primeras fases los salvan con dietas especiales que hacen que se recuperen y los envían sus casas entregando a los padres comida rica en proteínas y aceites.

Uno de los encargados del centro hizo dos observaciones al corresponsal de «The Guardian» de Nigeria. La primera es que las Naciones Unidas han puesto demasiado énfasis en proyectos de desarrollo, y han abandonado la ayuda asistencial; la segunda es que las ayudas del Occidente al país se canalizan al gobierno para proyectos rentables, y muchas veces se quedan en los bolsillos de los gobernantes que no han establecido un sistema de ayuda social cuando las lluvias y las plagas estropean las cosechas.

La crisis afecta no sólo a Níger, sino a los otros países alrededor del desierto: Chad, Sudán, Etiopía, Eritrea y Somalia; también el norte de Nigeria experimenta el avance del desierto y las malas cosechas. Multitud de ganado yace por doquier muerto por falta de pastos.

Nigeria se enfrenta ahora al problema de la entrada de inmigrantes del vecino Níger en busca de comida o de empleo.

Nigeria ha enviado 1.250 toneladas de grano y de otros productos alimenticios y el presidente Olusegun Obasanjo está dispuesto a enviar más. «Son nuestros hermanos -ha dicho- y no podemos negarnos a ayudarles. Si no lo hacemos, se verían forzados a dejar su país y venir a Nigeria en busca de comida, agua, casa y empleo. La crisis tendría efectos devastadores en Nigeria, que no está preparada para atender a los refugiados».

La única solución permanente requeriría grandes inversiones para transformar la agricultura de estos países. Los ríos Níger y Nilo llevan bastante agua y podrían irrigar zonas más amplias. El actual sistema es muy primitivo: se siembran pequeñas zonas por los propios campesinos, que carecen de capital y de conocimientos específicos de cultivo. Dependen de las lluvias y muchos de los terrenos están exhaustos. No hay cooperativas ni escuelas para cambiar las cosas.

Se necesitan líderes con visión y competencia para impulsar el desarrollo. Desde su independencia de Francia en 1960, Níger ha estado casi siempre dominado por regímenes militares que no han acertado a desarrollar el país. Níger, segundo país más pobre del mundo, en el que sólo un tercio de los niños asiste a la escuela y con una de las tasas de analfabetismo más altas del mundo, no tiene sistema sanitario, y las enfermedades se propagan ampliamente incluso en los mejores tiempos. Desde luego, carece de medios para enfrentarse a una calamidad natural como la que sufre ahora, que el gobierno podía y debía haber previsto. Es de esperar que las ayudas que van llegando se administren bien y alcancen a sus destinatarios.

Jide Martins


La estrategia contra el hambre arrancó con lentitud

La falta de lluvias en 2004, acompañada de una invasión de langostas, provocó desde principios de este año una penuria de mijo y sorgo (alimentos básicos en Níger), a la cual el gobierno y la comunidad internacional han tardado en responder. Las autoridades evalúan el número de personas vulnerables en 3 millones, de un total de 11,6 millones.

No se puede hablar de hambruna, pues hay alimentos en el mercado. Pero la baja de la producción de cereales ha provocado una subida de precios que los ha hecho inasequibles para muchos.

La estrategia para afrontar la crisis arrancó con lentitud. El gobierno dio la voz de alarma en noviembre de 2004, pues ya se veía que con la baja de la cosecha de 2004 la producción no sería suficiente para enlazar con la cosecha de 2005. Las autoridades y las organizaciones internacionales diseñaron una estrategia para paliar el problema, vendiendo cereales a precios moderados y distribuyéndolos gratis a los más necesitados. Pero no ha sido suficiente.

El Programa Alimentario Mundial de la ONU hizo un llamamiento para recaudar fondos de los donantes, estimando las necesidades primero en 16 millones de dólares y después, el pasado junio, en 30 millones. Menos de la tercera parte se había logrado recoger en julio. La ayuda alimentaria está ya distribuyéndose, pero se perdió un tiempo precioso. Los esfuerzos más intensos y rápidos han sido obra de algunas ONG como Médicos sin Fronteras, que ha multiplicado los centros de recuperación nutricional en las zonas más afectadas.

Las primeras víctimas de la crisis alimentaria han sido los niños. Según un comunicado de la Organización Mundial de la Salud, en Níger hay actualmente 32.000 niños que sufren malnutrición grave, y otros 160.000 corren el riesgo de llegar a ese estado. La situación es más dramática si se tiene en cuenta que la mitad de la población no tiene acceso a la atención médica primaria.

«Plumpy’nut», la pasta salvavidas

Un suplemento alimenticio que está salvando muchas vidas de niños es una pasta hipercalórica, llamada «plumpy’nut». Este alimento, inventado por el científico francés André Briend y fabricado por Nutriset, consiste en una pasta hecha de aceite de cacahuete, leche, azúcar, minerales y vitaminas. No necesita ser cocido, ni mezclado con agua, lo que le da mayor seguridad en un país donde el 41% de la población no dispone de agua potable segura. Con un tratamiento de «plumpy’nut» a lo largo de cuatro semanas -lo que cuesta unos 20 dólares- un niño supera la situación de malnutrición, y en algunos casos bastan dos semanas. Los equipos de MSF, que han atendido a más de 15.000 niños, aseguran que hay un 90% de curaciones (cfr. «Le Monde», 1-08-05). También tiene la ventaja de la mayoría de los niños mal nutridos pueden ser atendidos en casa, sin necesidad de hospitalización. ACEPRENSA.


Níger, el segundo país menos desarrollado del mundo

Níger es el penúltimo país en el índice de desarrollo humano del Programa de Desarrollo de la ONU, solo por delante de Sierra Leona. Con una esperanza de vida al nacer de 42 años, una tasa de alfabetización de adultos del 17,6%, una tasa de escolarización del 19%, y una renta por persona estimada en 900 dólares, sus habitantes sufren una pobreza extrema y carecen de los recursos necesarios para afrontar una crisis como la actual.

La naturaleza ha sido poco generosa con Níger, cuyas tierras son predominantemente llanuras desérticas y dunas. En el norte las cuatro quintas partes son desierto; en el sur una quinta parte es sabana, solo apta para ganadería y con un limitado uso agrícola. Es uno de los países más calurosos de África, y sus recursos se limitan a una agricultura de subsistencia, ganadería y una de las mayores reservas de uranio del mundo. Pero también con el uranio está teniendo mala suerte, por la caída de la demanda mundial de este mineral. En torno al 90% de la población vive de la agricultura y de la ganadería.

Es un país muy dependiente de la ayuda extranjera, pues en torno a un 40% del presupuesto nacional se cubre con lo que aportan países donantes. Como en junio de este año los países del G-8 decidieron cancelar la deuda exterior de una serie de países pobres, entre ellos Níger, en principio ahora podrá dedicar más recursos a la lucha contra la pobreza.

En estos días han sido noticia las fotos de niños esqueléticos y los datos de los muertos por malnutrición. Pero, incluso cuando no hay crisis como ésta, uno de cada cuatro niños muere antes de los cinco años por diversas enfermedades, Tiene una alta tasa de fecundidad, con 6,75 hijos por mujer, pero, habida cuenta de la mortalidad infantil, solo 5 sobrevivirán.

Desde 1999 tiene un sistema de democracia multipartidista y constitucional. También hizo una laboriosa transición desde un sistema económico estatalizado y centralizado hacia una economía de mercado. El 80% de la población es musulmana. ACEPRENSA.

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