Congelar embriones de ciertos mamíferos daña su desarrollo

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El profesor francés Pierre Roubertoux, del Centro Nacional de Investigación Científica, acaba de confirmar un hallazgo de 1995: que ratones congelados en estado embrionario han sufrido luego alteraciones sensoriales y motoras. Su estudio vuelve a plantear la duda sobre las consecuencias de la congelación de embriones humanos. Pues hoy viven miles de niños que han pasado por esta situación antes de ser implantados en el seno materno.

En opinión del propio Roubertoux, estas experiencias no se pueden extrapolar sin más a la especie humana: «No se puede generalizar. Sin embargo, estimo que esta técnica puede, en función de ciertas características genéticas, tener repercusiones, y se debería, desde ahora, vigilar estrechamente el desarrollo de los niños que han sido concebidos de este modo» (Le Monde, 18-X-97).

Pero una vigilancia estrecha no resulta sencilla. Sobre todo porque sólo el año pasado -asegura The Economist (11-X-97)- nacieron más de 2.500 niños provenientes de embriones congelados. Y hoy se conservan decenas de miles de embriones humanos en nitrogeno líquido, a -196°C (en Estados Unidos cada año hay 10.000 más).

El mayor de los niños que provienen de un embrión congelado tiene sólo 13 años y no se han observado anomalías en su desarrollo, lo que ofrece cierta tranquilidad a los implicados en esta situación. Pero 13 años pueden ser pocos, y hasta el momento ningún poder público se ha planteado controlar rigurosamente la evolución de estos niños.

Ya en enero de 1995 la Academia estadounidense de Ciencias provocó revuelo al publicar los resultados preliminares de los experimentos del profesor Roubertoux, realizados con ratones consanguíneos y genéticamente idénticos, «el equivalente, en cierto modo, de animales obtenidos por clonación». Al evaluar el progreso de sus investigaciones, el científico francés ha declarado: «Como en 1995, no observamos patologías malformativas en los animales conservados por congelación durante el estado embrionario de su desarrollo. Pero hemos vuelto a observar diferencias estadísticamente significativas -de un 30% a un 80%, según la línea de descendencia- entre los animales congelados; anomalías relativas a la motricidad y al desarrollo sensorial y motor».

La confirmación de los resultados de la investigación con estos pequeños mamíferos se ha dado a conocer en un simposio internacional organizado por los laboratorios Jackson en Maine (EE.UU.). En el congreso se celebraban los 25 años desde que tres científicos (David Wittingham, Peter Mazur y Stanley Leibo) lograron por primera vez congelar un embrión de ratón.

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