Combatir la corrupción, primera tarea del nuevo gobierno de Nigeria

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Lagos. Los nigerianos esperan más del reelegido presidente, Olusegun Obasanjo, en su segundo mandato, inaugurado el 29 de mayo. El primero se le fue, en gran parte, en consolidar su posición política, ganar aliados, complacer a los que le apoyaban y preparar las siguientes elecciones, celebradas el pasado 19 de abril. Ahora los ciudadanos confían en que se concentrará en acometer los graves problemas que padece el país.

Obasanjo, líder del Partido Demócrata Popular, se impuso, con el doble de votos, sobre su principal rival, Muhammad Buhari, del Partido de Todos los Pueblos de Nigeria. Ambos tienen en común haber sido presidentes del país en sendos periodos de dictadura militar. La diferencia es que Obasanjo es el primer dictador que traspasó voluntariamente el poder a los civiles, en 1979, mientras que Buhari es el que dio el siguiente golpe de Estado, en 1983. Buhari es conocido también por ser un islamista entusiasta que no oculta sus tendencias autocráticas ni su preferencia por el imperio de la sharía o ley islámica. Estos antecedentes se usaron contra él en la campaña electoral y pesaron en la decisión de los electores.

Al votar por Obasanjo, los nigerianos eligieron el menor de dos males. Su llegada al poder en las elecciones democráticas de 1999 trajo grandes esperanzas a la población. Sin embargo, en cuatro años no ha sido capaz de llevar a cabo muchas de los puntos de su programa. Su campaña de 1999 estuvo basada en la promesa de erradicar la corrupción, pero empezó con signos contrarios. Hizo a su partido extrañas donaciones de su «dinero personal», y recibió financiación de empresarios de dudosa integridad. Una vez ganadas las elecciones, nombró para su gobierno personajes de moral dudosa. Tales eran quienes le apoyaban, y pronto se comprobó que tenía las manos atadas, aunque seguía predicando la honradez. Presentó al Senado un proyecto de ley para exigir transparencia a los cargos públicos. La propuesta quedó estancada, por el poco interés de los parlamentarios en una ley que iba contra sus propias prácticas corruptas.

Mientras, los nigerianos siguen quejándose de la mala calidad de servicios públicos básicos -electricidad, agua, carreteras-, problemas que no han mejorado en los últimos cuatro años. Cuando se pregunta al gobierno de Obasanjo por sus logros, se apresura a señalar la difusión de la telefonía móvil, que hoy usan más de dos millones de nigerianos. Otro éxito que exhibe el gobierno es la privatización de empresas nacionalizadas por los pasados regímenes militares; empresas cuyo funcionamiento dejaba mucho que desear. Obasanjo ha resistido con firmeza las presiones contra el proceso de privatización, ejercidas sobre todo por los mismos empleados, porque es más cómodo trabajar para compañías estatales, en las que se exige poco.

Pero Obasanjo tendría que combatir más la corrupción. Los cargos oficiales siguen siendo ocasiones para el enriquecimiento personal. Ha sido motivo de escándalo para los nigerianos ver que casi todas las disputas entre los partidos o entre gobierno y Parlamento hayan sido por cuestiones de sueldos, dietas y sobornos. Es notorio que la primera ley aprobada por la Cámara de la Asamblea en 1999 fue para fijar las dietas de los propios diputados. Los presidentes de ambas Cámaras han cambiado varias veces en la pasada legislatura, y el motivo, directo o indirecto, ha sido siempre algún caso de corrupción. Se sabe también que más de una vez el gobierno ha comprado con dinero el silencio de la oposición.

Al nuevo gobierno le espera una tarea inmensa. Nigeria tiene, por recursos y población, grandes posibilidades. Así lo han reconocido tantas empresas europeas y norteamericanas que han hecho fuertes inversiones en el país durante los últimos cuatro años. En los meses anteriores a las recientes elecciones se detuvo la entrada de capitales, por la incertidumbre ante lo que podía pasar. Ahora se ha visto con alivio que a un periodo de gobierno civil ha sucedido pacíficamente otro, lo que es todo un hito en la historia de Nigeria.

Eugene Agboifo Ohu

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