Canadá: la escuela pública no debe excluir los criterios basados en creencias religiosas

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Un caso en el que estaban envueltos la religión, la homosexualidad y la escuela, y que había provocado un vivo debate público en la provincia canadiense de Columbia Británica, ha sido zanjado por una sentencia que reconoce la legitimidad de los puntos de vista religiosos en las decisiones escolares. La sentencia del Tribunal de Apelaciones establece que si bien las escuelas públicas se guían por criterios laicos, esto debe entenderse en un sentido pluralista, que no excluye los puntos de vista basados en la religión.

La cuestión había provocado ríos de tinta y una batalla legal de tres años en los tribunales y en los organismos escolares. El caso empezó en 1997 cuando James Chamberlain, un profesor homosexual de un kindergarten, quiso utilizar en sus clases tres libros ilustrados en los que se presentaban niños a cargo de parejas homosexuales. El mensaje era que un niño puede educarse perfectamente en familias cuyos dos padres son del mismo sexo. El consejo escolar de Surrey, en el que están representados los padres, no era de la misma opinión y no autorizó el uso de esos libros.

Chamberlain, junto con un buen grupo de partidarios, llevó el caso a los tribunales. En diciembre de 1998, el Tribunal Superior de la provincia le dio la razón. La sentencia afirmaba que los miembros del consejo escolar habían rechazado esos libros por motivos basados en sus creencias religiosas, cuando la ley establece que las escuelas deben regirse por «principios estrictamente seculares». El consejo escolar recurrió, a su vez, contra la sentencia. Ahora el Tribunal de Apelaciones ha echado abajo el fallo del tribunal inferior, afirmando que los motivos religiosos pueden ser usados, junto con otros, para decidir cuestiones éticas que afectan a la educación. Pero, salomónicamente, admite que los libros origen del caso permanezcan en las estanterías de la escuela.

Más que por su repercusión práctica en este caso, la sentencia se considera importante porque abre camino a una idea de la laicidad en la escuela que no excluye la religión. «Las distintas posturas éticas tienen el mismo derecho a ser defendidas en el debate público, con independencia de los motivos religiosos. A una conciencia basada en razones religiosas no se le debe conceder un privilegio, pero tampoco debe ser colocada en posición de inferioridad», escribe el juez Kennet Mackenzie, en representación de los tres jueces que dieron la sentencia por unanimidad. «Una sociedad no puede ser verdaderamente libre cuando solo aquellos cuyos criterios morales son ajenos a la religión tienen derecho a participar en deliberaciones que atañen a aspectos éticos de la educación en escuelas públicas».

Según la sentencia, «estrictamente secular solo significa que las posturas éticas deben ser mantenidas en el debate público con independencia de que se deriven de una conciencia basada o no en criterios religiosos».

Los jueces subrayan que lo que se plantea no es un caso de discriminación -contra un profesor homosexual-, sino si el consejo escolar y los padres tienen derecho a decidir qué libros son apropiados para sus hijos.

La Family Action Coalition, que apoyó al consejo escolar de Surrey, ha expresado su satisfacción por que la sentencia reconozca el derecho de los padres a participar en las decisiones educativas que afectan a sus hijos. Su portavoz, Peter Stock, ha declarado: «El Tribunal reconoce lo que veníamos diciendo: aquí no se trata de que unos padres estén imponiendo unos principios religiosos, sino más bien de que unos profesores homosexuales están tratando de adoctrinar a unos niños ingenuos».

Los líderes católicos y evangélicos se han felicitado también por la decisión. El arzobispo católico de Vancouver, Adam Exner, comentó: «El Tribunal respeta el hecho obvio de que mucha gente forma sus convicciones morales con ayuda de su fe religiosa. Decir que solo deben ser tenidas en cuenta las convicciones morales ajenas a la religión es ‘ofensivo e indefendible’, según la sentencia».

Próximamente el Tribunal Supremo de Canadá tiene que tomar una decisión en un caso que opone a la Trinity Western University (TWU) y a la Asociación de Profesores de Columbia Británica. La TWU es un centro privado, de orientación cristiana, que no admite la práctica de la homosexualidad. La Asociación de Profesores quiere que se le retire el derecho a formar profesores para la escuela pública, pues dice que discriminarán a sus alumnos que sean homosexuales.

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