La Asociación Médica Canadiense (CMA) ha decidido zanjar en su convención anual, celebrada en el mes de agosto, su postura sobre el problema de la eutanasia: los médicos «no deberán participar en la eutanasia ni cooperar al suicidio». El promotor de la propuesta, Daniel MacCarthy, médico de Vancouver, espera que la decisión de la Asociación sirva de guía a los políticos. La ministra de Sanidad, Diane Marleau, ha asegurado que el gobierno federal considerará detenidamente la resolución de la CMA.
La resolución ha sido aprobada por 93 votos contra 74, y constituye una postura más clara que la anterior propuesta del comité ético de la Asociación, que pretendía dejar la última decisión sobre la eutanasia en manos del médico.
En los medios de comunicación el tema de la eutanasia ha aparecido repetidamente desde que Sue Rodríguez, una mujer aquejada de una parálisis progresiva (la enfermedad de Lou Gehrig, la misma que padece Stephen Hawking) pidiera a los tribunales que un médico terminase con su vida. Tras un largo proceso, el Tribunal Supremo sentenció en septiembre de 1993 que la cooperación al suicidio es contraria a la ley (ver servicio 133/93). Ahora una comisión del Senado examina la cuestión.
Durante la convención de la CMA algunos médicos sugirieron, como alternativa a la demanda de eutanasia, desarrollar más los cuidados paliativos. Se compararon los casos de Inglaterra y Holanda. El primer país destaca entre los que más han invertido en unidades de cuidados paliativos, y su Asociación Médica se ha pronunciado contra la eutanasia y la cooperación médica al suicidio. Por el contrario, Holanda, donde la medicina paliativa está poco desarrollada, admite la eutanasia con tal que se cumplan ciertos requisitos. La pregunta que estaba en boca de la mayoría de los médicos candienses es : ¿qué modelo queremos seguir nosotros?