Calumniadores hipnotizados

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Newsweek (14-III-94) explica el trasfondo del caso en que habían implicado al Card. Joseph Bernardin, arzobispo de Chicago, acusado falsamente de abusos deshonestos (ver servicio 35/94).

(…) Al final, resulta que las «pruebas» contra el cardenal no se sostenían, y las acusaciones eran falsos recuerdos provocados, quizá, por otras personas.

(…) En los últimos años, al menos 7.000 familias han quedado marcadas por acusaciones de abusos sexuales, según la Fundación «False Memory Syndrome» de Filadelfia. En la mayoría de los casos, la acusación la realizaba una hija contra su padre muchos años después del supuesto incesto. (…) Los cargos son siempre impresionantes, pero no siempre ciertos. La Fundación, que se ha puesto al frente de la batalla contra el llamado movimiento de «memoria asistida», sostiene que se ha hecho un mal uso de la hipnosis y otras técnicas psicoterapéuticas para «recuperar» recuerdos de abusos sexuales sufridos en la niñez. Muchos psiquiatras creen que estos recuerdos son en realidad inducidos -accidentalmente o a propósito- por los mismos terapeutas. Y los expertos están alarmados ante los procesos judiciales infundados que se incoan, con el consiguiente escándalo en los medios de comunicación.

(…) Dice el Dr. Paul McHugh, director de psiquiatría en la facultad de Medicina de la Universidad John Hopkins: «El caso Bernardin demuestra que se están haciendo acusaciones falsas obtenidas por medios inválidos».

(…) En una carta escrita dos meses antes del juicio, el abogado Stephen Rubino, un veterano en demandas por pederastia contra sacerdotes, reconocía estar «gravemente preocupado por la incapacidad de Cook [el acusador del cardenal] para recordar los detalles de su visita, cuando cursaba estudios secundarios, a las habitaciones privadas del cardenal Bernardin», donde tuvo lugar la supuesta seducción.

En octubre, Cook acudió a Michele Moul, una terapeuta de Filadelfia, para que le ayudara a sobrellevar la ansiedad causada por su infección de SIDA. Durante la hipnosis que le provocó Moul, Cook recordó haber sido seducido por Bernardin. Rubino permitió entonces a su cliente sacar a la luz sus acusaciones en una entrevista en exclusiva para la CNN. La grabación se guardó hasta el 12 de noviembre, en que Rubino presentó la demanda, y fue luego emitida repetidas veces como promoción de un programa especial de la CNN sobre sacerdotes y pederastia. Bernardin negó todo inmediatamente.

Los argumentos de Cook se basaban sobre todo en los recuerdos «rescatados» bajo hipnosis. Pero el mes pasado quedó claro que Moul no tenía ni la experiencia ni las credenciales necesarias para conseguir pruebas creíbles ante un tribunal. Consiguió su título de psicología aplicada durante los fines de semana en una escuela fundada por un gurú de la New Age, John Roger, quien asegura ser la encarnación de un espíritu divino. Cuando Moul trató a Cook, había cursado sólo tres de las 20 horas de que consta el curso de hipnotismo. Al parecer, no sospechaba que la sesión con Cook fuera a ser utilizada como prueba en un juicio. Durante la instrucción del caso, se envió a Cook a un especialista en hipnotismo que había tratado a Cook muchos años antes, para que diera un segundo dictamen. Esa consulta convenció a Cook de que debía abandonar el caso.

(…) En la pasada década creció la atención a los abusos deshonestos, debido a la insistencia de algunas feministas en demostrar que el incesto es más frecuente de lo que se supone, y que utilizar técnicas de memoria asistida es un medio esencial para descubrir a los culpables.

(…) Los críticos no niegan que los abusos contra niños sean un problema. Lo que les preocupa es la proliferación de pseudorrecuerdos infundados de abusos durante la infancia. Tras examinar una reciente encuesta a más de mil terapeutas, el psicólogo de San Diego Michael Yapko asegura que ha «quedado sorprendido de lo abusivamente que estaban aplicando la hipnosis para recuperar recuerdos, sin darse cuenta de que estaban creando el problema mismo que luego habrían de tratar». El resultado es que el paciente se encuentra en un dilema: si no acepta el diagnóstico, es que reprime los recuerdos; si lo acepta, se convierte en una víctima de abusos deshonestos. «Tenemos un elevado número de terapeutas ineptos y mal preparados que están haciendo proliferar una industria que vive de descubrir abusos sufridos en la infancia -asegura el psiquiatra de Nueva York Herbert Spiegel-. Y un individuo fácilmente hipnotizable vomitará exactamente lo que el terapeuta quiera oír».

(…) «Los terapeutas no necesitan ahora hablar a sus clientes de abuso sexual -dice la psicóloga Ulrich Neisser, de la Universidad Emory (Atlanta)-. Los clientes entran por la puerta y dicen: Estoy seguro de que abusaron de mí, pero no soy capaz de recordarlo. ¿Puede ayudarme?». En semejante clima, casi parece que la carga de la prueba recae sobre los que creen no tener recuerdos reprimidos que sacar a la luz.

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