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Bernardo Atxaga, Premio Nacional de las Letras

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

 

Nacido en Guipúzcoa en 1951, el escritor Bernardo Atxaga (seudónimo de José Irazu Garmendia) ha obtenido el Premio Nacional de las Letras 2019, que concede el Ministerio de Cultura español. Autor de una amplia trayectoria literaria, que se inició en 1976 con la novela vanguardista De la ciudad, todas sus obras han sido originariamente escritas en euskera, como la última, Casas y tumbas, que dentro de unos meses se publicará en castellano.

 

Atxaga es miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca y ha recibido los premios más importantes del País Vasco y también los de la Crítica y el Nacional de Literatura.

Muy vinculado a su tierra, a sus raíces, a la lengua y a la cultura del País Vasco, ha participado en numerosas iniciativas literarias y, en sus inicios, en diferentes y activos grupos poéticos. En 1978 consiguió el premio de la Crítica por su poemario Etiopía, que luego fue ampliado y publicado de nuevo en 1996 junto con un CD con sus poesías convertidas en canciones con el título Nueva Etiopía.

Fantasía

Tras alguna novela breve, como Dos hermanos (en euskera en 1984 y en castellano en 1995), de hondo calado humano pero con escasa materia narrativa, publicó en 1988 la obra que le ha dado más fama y popularidad, Obabakoak, un conjunto de relatos que pueden leerse también como una novela, ambientados en la imaginaria Obaba. Ahí el autor da rienda suelta a su vertiente imaginativa y fantástica, una de sus señas de identidad narrativas. Traducida a 26 idiomas, Obabakoak recibió el Premio Nacional de Literatura y el de la Crítica, y fue llevada al cine en 2005 en una versión que hizo Montxo Armendáriz. Obaba, lugar con resonancias geográficas muy variadas y exóticas, aparece descrito también con ingredientes muy humanos.

El autor vasco ha sacado mucho partido en su literatura a la fantasía, también presente en un libro muy vanguardista como es Lista de locos y otros alfabetos (1998), que guarda mucha relación con los experimentos literarios del movimiento vanguardista OULIPO.

Temas políticos

Sin embargo, a partir de Obabakoak, la literatura de Atxaga elige de manera predominante la temática realista, con novelas ambientadas en su conflictivo tiempo, en unos años en los que los atentados de la banda terrorista ETA marcaron la actualidad política española. Atxaga conoce muy bien la realidad política vasca y también a las personas que han elegido el camino terrorista. Este es el tema, por ejemplo, de sus novelas El hombre solo (1993) y Esos cielos (1995), con protagonistas ligados a la banda armada: en un caso, porque protegen a los autores de un atentado terrorista en su huida de la policía; en otro, porque expone los pensamientos de una etarra arrepentida durante el viaje de regreso de Barcelona a su tierra.

 

Su libro más internacional y más elogiado sigue siendo “Obabakoak”, aquel en que más presente está la vertiente fantástica de Atxaga

 

Temas más o menos parecidos aparecen en otra de sus novelas más celebradas, El hijo del acordeonista (2003), con un fondo mucho más político y más polémico.

Sus últimas novelas son Siete casas en Francia (2009), donde traslada la acción al Congo, alejando su novela de las inquietudes sociopolíticas anteriores, con un resultado ciertamente fallido; y Días de Nevada (2014), donde Atxaga cuenta su estancia en Reno (EE.UU.), auspiciada por el Centro de Estudios Vascos, en 2007 y 2008 como profesor visitante. No se trata de una novela propiamente dicha sino de un libro misceláneo con las reflexiones, apuntes, notas de esa experiencia y de su trabajo como escritor durante esos meses.

Novelas para niños

Atxaga ha publicado también ensayos como La lección de Groenlandia (1998), antologías de sus artículos periodísticos (Horas extras, 1997) y libros difíciles de clasificar como Marcas. Gernika 1937, un conjunto de reflexiones personales sobre el bombardeo nazi de esa localidad vasca. Además, Atxaga es un asiduo escritor de novelas infantiles y de varias novelas juveniles de notable interés y calidad, como Memorias de una vaca (1991) y Un hombre llamado Sara (1996).

Con el paso de los años, Obabakoak sigue siendo su libro más internacional y más elogiado, precisamente donde más acusadas están sus inclinaciones fantásticas. Los libros más comprometidos con la historia reciente del País Vasco sirvieron para que Atxaga se implicase literariamente en los problemas de su tierra; de hecho, llamaron más la atención por sus análisis costumbristas y sociopolíticos, con el trasfondo de la lucha clandestina abertzale, que por su calidad literaria, siempre a expensas de su prioritaria mirada política.

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