·

Balance de cincuenta años de investigación y controversias

publicado
DURACIÓN LECTURA: 15min.

Florentino García, especialista en los manuscritos de Qumrán
Cincuenta años después de que un pastor beduino entrara en una cueva junto al Mar Muerto y encontrara allí unos rollos de piel guardados en tinajas de barro, los enigmas encerrados en los manuscritos de Qumrán no han perdido interés. En esta entrevista, el Prof. Florentino García Martínez, director del Qumran Instituut de la Universidad de Groningen (Holanda) y miembro del Comité Internacional de Edición de los Manuscritos de Qumrán, nos acerca a la aportación que estos documentos han supuesto para el conocimiento de la Biblia, del judaísmo y del cristianismo primitivo.

Inhóspitas y solitarias, las tierras que baña el mar Muerto han acogido, a lo largo de los siglos, a ascetas y ermitaños, sedientos del silencio que permite el diálogo con Dios. Muchos de ellos han dejado allí la huella de su paso, que ahora sale a la luz de la mano de los arqueólogos.

En las cuevas que alberga su geografía, se han encontrado distintas colecciones de documentos de inmenso valor para la investigación histórica. La más antigua, la de Wady Dalyeh, contiene bulas de un grupo de judíos que huyeron cerca de Samaria cuando entraba el ejército de Alejandro Magno. Destacan también las colecciones de Wady Muarabbaat, de la época de la revuelta de Bar Kokba, y la de Wady Mir, textos árabes de los siglos VI y VII. Pero la que ha despertado más interés entre los investigadores y el gran público ha sido la de los manuscritos de Qumrán.

– ¿Qué hace de los documentos de Qumrán los más valiosos de los hallados en el mar Muerto?

– Por una parte, su amplitud: es una colección inmensa. Y por otra, el periodo de tiempo que abarcan. Nos han mostrado muchas cosas que ignorábamos. Hemos comprobado lo parcial, limitado y hasta erróneo que era nuestro conocimiento del judaísmo que empalma los siglos II a.C. y II d.C. De esta época no conservábamos nada. Teníamos el antes y el después, pero no podíamos imaginar cuál era su riqueza y su variedad. Ahora vemos, por ejemplo, cómo las ideas del Antiguo Testamento que subyacen en los estratos más antiguos de la Biblia siguieron creciendo durante 200 ó 300 años más, antes de la llegada del cristianismo y del desarrollo del judaísmo rabínico.

Lo que escondían las tinajas

– ¿Cómo se descubrieron?

– Los primeros documentos se descubrieron casualmente en 1947. Un joven pastor beduino llamado Muhammad al-Dib, apacentaba su rebaño, cuando una de las cabras se escapó. Corrió tras ella, internándose por abruptos riscos del acantilado. Rendido, se tendió en el suelo, mientras se fijaba en una estrecha cavidad cercana, a la que arrojó una piedra. Parecía que en el interior se rompían cacharros. Entró y allí encontró ocho tinajas alineadas e intactas. Todas estaban vacías, menos una que contenía tres paquetes envueltos en tela con los manuscritos perfectamente enrollados.

– Sin embargo, actualmente la colección es más amplia…

– Era sólo el principio. El Departamento Jordano de Antigüedades, junto con la Escuela Bíblica de Jerusalén, comenzó las excavaciones en 1949. Actualmente se conocen cerca de 850 documentos. Se han recogido 40.000 fragmentos en once cuevas. Entre ellos se distinguen tres tipos de textos: un treinta por ciento son copias de libros del Antiguo Testamento, otro treinta por ciento son obras literarias y otro treinta documentos de contenido sectario.

– De todos esos manuscritos, ¿cuál se considera el más interesante?

– Depende de los intereses de quien los estudie. Se han encontrado documentos bíblicos muy importantes, que nos están obligando a cambiar nuestras ideas sobre la evolución del texto bíblico hasta su canonización. Para los interesados en la literatura judía, el descubrimiento de las ocho copias arameas del libro de Henoc es lo más importante. Y para los que estudian el desarrollo de la ideas del judaísmo, los textos puramente sectarios donde se nos muestra el pensamiento, las constituciones y la forma de vida de un grupo judío particular, son los más fascinantes.

Personalmente, prefiero los textos y fragmentos más pequeños por lo que tienen de inesperado y de cambiante. Cuando trabajas con un texto muy fragmentado, sueñas con que aparezca el rollo entero. Corren rumores, y tal vez por eso lo sueño, de que, entre los primeros descubrimientos, de 1947 a 1956, aún quedan algunos rollos en buen estado que no han salido a la luz. «Nadie» sabe dónde se encuentran, pero está claro que quien los tenga, los mantiene bien guardados y no piensa dejar que se los quiten.

El escándalo: ¿qué hacen los traductores?

– Los documentos han visto la luz en medio de una ruidosa polémica…

– La dificultad para reunir todos los manuscritos, así como el hecho de que alrededor de 1990 todavía no estuvieran todos publicados, ha rodeado a Qumrán de grandes dosis de escándalo y sensacionalismo. Hace siete años se inició una campaña con ecos en los medios de comunicación más influyentes. Se denunció que muchos documentos encontrados en Qumrán no habían sido publicados porque autoridades religiosas lo estaban obstaculizando y que muchos de los textos inéditos ponían en tela de juicio enseñanzas fundamentales del cristianismo y del judaísmo. Y este no fue el único ataque: se nos acusó de no trabajar deprisa y de utilizar los hallazgos para favorecer la carrera profesional de algunos de nuestros alumnos en la universidad…

– ¿Qué había de cierto en todas esas acusaciones?

– Desde que en 1991 el Departamento de Antigüedades de Israel levantara el embargo, los manuscritos son públicos, lo que ha demostrado que todas las acusaciones carecían de fundamento.

Primero, era imposible que el Vaticano o el Rabinato ejercieran alguna presión sobre nosotros porque no eran quienes nos pagaban por nuestro trabajo. Tampoco los investigadores de Qumrán habíamos escondido parte de los manuscritos, sencillamente porque estaban perfectamente catalogados y sometidos a un fuerte control por el gobierno israelí.

En cuanto a la posibilidad de haber favorecido a nuestros alumnos en las universidades, no fue más que el intento de algunos profesores de pedir ayuda a sus mejores alumnos ante la cantidad ingente de trabajo que estaba suponiendo la traducción de los manuscritos.

Origen de los manuscritos

– ¿Cuál ha sido entonces el dato más revelador de estos manuscritos para nuestro conocimiento del texto bíblico?

– Los textos bíblicos más antiguos que conservábamos, hasta el hallazgo de Qumrán, eran copias, realizadas durante la Edad Media, de las versiones canónicas de la época rabínica. Tales son los documentos de El Cairo, Alepo y el 19B de Leningrado. Con el descubrimiento de Qumrán hemos ganado mil años de antigüedad en nuestro conocimiento del texto bíblico. Nos hemos situado en un momento de su evolución donde aún no se había fijado una forma definitiva y donde, por lo tanto, encontramos transcripciones absolutamente desconocidas para nosotros. Es fascinante comprobar el inmenso parecido entre unos y otros, lo que confirma la validez de la transmisión oral y escrita del contenido de la Sagrada Escritura.

– A estas alturas, ¿conocemos ya el contenido de todos los documentos disponibles del hallazgo?

– Todavía hoy no hemos terminado con la traducción y publicación oficial de todos los documentos. Quedan algunos fragmentos de las cuevas 4 y 11; pero eso no impide que desde 1993 estén recogidos en microfichas y, desde hace dos meses, en CD-ROM [ver sección siguiente]. Todo el que puede leer hebreo puede también acceder a ellos.

– ¿Qué sabemos del origen de los manuscritos?

– En 1951 se volvió a la región de Qumrán para aclarar el medio humano y el tiempo en que fueron escritos. Fue entonces cuando se descubrieron las ruinas de un antiguo asentamiento. Se podía apreciar una gran construcción rectangular, una torre, varias salas, el lavadero, servicios higiénicos, hornos, un cementerio y lo más importante: una habitación dedicada a la escritura, que demuestra que era un grupo religioso, altamente letrado, centrado en la interpretación de los textos bíblicos. Desarrollaban la labor de escribas y se han encontrado las mesas y los tinteros que utilizaban.

– ¿Se conocen más datos del grupo que habitaba este asentamiento?

– A través de los documentos, hemos estudiado las semejanzas que el grupo guarda con los esenios: la predestinación, el dualismo, la comunidad de bienes, su estructura jerárquica o el respeto que guardan a los nombres de los ángeles… Por otro lado, comprobamos que existen marcadas diferencias en otros aspectos. De este hecho yo deduzco, y lo he bautizado con el nombre de Hipótesis de Groningen, que es un grupo que surge en el interior del movimiento esenio y que, en torno al siglo II antes de Cristo, rompe con ellos por su forma diferente de entender lo que debe ser la pureza de la ciudad de Jerusalén y por el convencimiento de que el final de los tiempos ya ha comenzado.

– ¿Existe alguna relación entre las ruinas y los manuscritos?

– La opinión más generalizada es que los documentos son parte de una biblioteca perteneciente a una comunidad esenia, que se desligó del grupo para retirarse al desierto. Sin embargo, N. Golb, de la Universidad de Chicago, propuso en 1980 la hipótesis de que los documentos no pertenecían a la biblioteca de un grupo determinado, sino a las de diversos judíos de Jerusalén que, ante la inminencia del ataque romano, escondieron sus libros en la cuevas, con ánimo de recobrarlos cuando volviera la paz.

– Parece ser que hoy un nuevo descubrimiento arroja luz sobre esta disyuntiva: ¿en qué consiste?

– Hasta ahora, en el sitio donde vivía la gente, a 50 metros de la cueva 4, no se había hallado ningún texto. Recientemente, los arqueólogos han encontrado, entre las ruinas, un ostracón muy revelador. Se trata del borrador de un contrato y está escrito sobre una teja. En él aparece una lista de los bienes que uno de los miembros de la secta cede a la comunidad. Por los textos encontrados en las cuevas 1 y 4, sabemos que, al tercer año de probación, los bienes de los miembros pasaban a ser propiedad común. Luego este ostracón es un ejemplo concreto de que la unión que existe entre los textos y las ruinas es total.

Un contexto para el cristianismo

– Uno de los incentivos de los estudios bíblicos actuales es el de la comparación entre Qumrán y el cristianismo. ¿En qué sentido?

– Qumrán coincide en el tiempo con el nacimiento del cristianismo. Pero, al tratarse de un grupo desligado de cualquier otra forma de judaísmo, no es extraño que sus textos no hagan ninguna referencia explícita a los cristianos, puesto que tampoco mencionan otro grupo mucho más importante en esos momentos: los fariseos.

Sin embargo, lo que nos dicen sobre ellos mismos y sobre el mundo judío de entonces, es esencial e imprescindible para conocer cómo surge el grupo cristiano en la Palestina de aquella época. En este sentido, no es algo directo, sino que, al describirnos el mundo judío, nos explica cómo el cristianismo puede desarrollar determinadas ideas, estructuras sociales, vocabulario, etc. Por ejemplo, la terminología empleada por San Juan en el prólogo de su Evangelio, como los «hijos de la luz», está inspirada en el dualismo del pensamiento qumránico. Algo parecido puede decirse del hecho de que los primeros cristianos opten por vivir en comunidad, cuando no conocíamos ningún antecedente en la sociedad judía anterior.

Otro ejemplo son las referencias a la concepción del Mesías que encontramos en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento el mesianismo está poco desarrollado; sin embargo, en el Nuevo Testamento, inexplicablemente, se ve lo contrario. ¿Qué pasó entre medias? En Qumrán vemos que se había desarrollado mucho esta idea. Esperaban la llegada de varios mesías: un mesías rey, hijo de David; un mesías sacerdote de la tribu de Melquisedec y un mesías profeta, que es el que enseñaría la ley; un mesías sobrehumano de tipo celeste al que se llama hijo de Dios y que tendría la misión de establecer la paz. Esto explica por qué el cristianismo, aunque reconozca a un solo Mesías, le atribuya diferentes nombres como Hijo de David, Sumo Sacerdote, Hijo de Dios, etc.

Sin relación con Jesucristo

– ¿Pudieron tener Juan Bautista o Jesucristo alguna relación directa con esta secta esenia?

– Es muy difícil probarlo. Es cierto que algunos elementos del mensaje de Juan Bautista, como la necesidad de conversión, no desentonan con el pensamiento de Qumrán. Sin embargo, otros no cuadran, como la forma de vestirse o de alimentarse. Es lo que lleva a algunos historiadores a pensar que pudo estar en contacto con ellos y marcharse después.

En cuanto a Jesucristo, es imposible, porque existen oposiciones radicales entre el pensamiento cristiano de Jesús y el de la secta de Qumrán.

– ¿Y al revés? Algunos investigadores creen haber encontrado copia de algún texto del Nuevo Testamento en los manuscritos de Qumrán…

– José O’Callaghan, gran papirólogo español, cree haber encontrado en un papiro de la cueva 7 un resto del Evangelio más antiguo y algún trozo de la carta de Pedro. Yo no creo que esto pueda probarse, porque otros investigadores lo han identificado como texto griego del Antiguo Testamento o incluso como parte de otros documentos no bíblicos. Y en historia, cuando una cosa puede ser considerada como muchas a la vez, ninguna vale como definitivamente demostrada.

María Fernández de CórdovaLos manuscritos, en CD-ROM

Amsterdam. Desde este año, los expertos en estudios bíblicos no tienen que viajar a Israel o a distintas bibliotecas de Oxford o de Estados Unidos para consultar los manuscritos del Mar Muerto. La editorial Brill, de Leiden (Holanda), ha puesto a la venta el primero de los volúmenes, en CD-ROM, que contienen todos los hallazgos de Qumrán. El segundo se publicará en diciembre, y luego seguirá una publicación regular con las últimas investigaciones que se hayan hecho.

La editorial Brill, que ya había editado en 1992 un facsímil con microfichas, ha digitalizado los 800 textos encontrados en las 11 cuevas de Qumrán, trabajo que representa un archivo electrónico de 2.700 fotografías. Esta «fotobiblioteca» incluye, además, anotaciones esenciales a cada manuscrito, como el número de la cueva donde apareció, la referencia bíblica en el corpus del Qumrán, transcripción, traducción y bibliografía.

Se ha aplicado la tecnología informática para facilitar al usuario la consulta y estudio de los manuscritos. Con sólo manejar el ratón y el teclado aparece en la pantalla del ordenador el rollo de pergamino deseado, que se puede agrandar, enfocar, contrastar, etc.

Las autoridades de Israel han cedido a la editorial Brill y a Oxford University Press los derechos exclusivos sobre los manuscritos. El precio del primer volumen (tres discos en total) asciende a 2.490 dólares para un solo usuario y a 7.470 dólares la licencia para seis usuarios.

Carmen MontónPara saber másServicios de Aceprensa

– Los enigmas de Qumrán (servicios 99/94 y 102/94), por Santiago Ausín, profesor de Antiguo Testamento en la Universidad de Navarra. En primer lugar, el autor explica qué aportan los textos de Qumrán a nuestros conocimientos sobre la Biblia. El segundo servicio resume lo que revelan los manuscritos acerca de la secta esenia y de su posible relación con el cristianismo primitivo.

Ediciones de los textos

– Timothy H. Lim y Philip S. Alexander (eds.), The Dead Sea Scrolls: Electronic Reference Library, Brill / Oxford University Press, Leiden (1997). Se compone de tres CD-ROM y un manual de 54 páginas. Contiene fotografías de las excavaciones, los documentos en hebreo, la traducción inglesa y una amplia bibliografía.

– Florentino García Martínez, Textos de Qumrán, Trotta, Madrid (1992). Reúne cerca de 200 documentos no bíblicos, fielmente traducidos. Incluye un apéndice con la lista completa de los textos hallados en Qumrán, con una descripción del contenido de cada uno.

Libros divulgativos

– Florentino García Martínez y Julio Trebolle Barrera, Los hombres de Qumrán, Trotta, Madrid (1993). Es una colección de artículos sobre aspectos diversos de la historia y la literatura de Qumrán. Es útil sobre todo por exponer lo que Qumrán ha aportado al conocimiento de la Biblia.

– Otto Betz y Rainer Riesner, Jesús, Qumrán y el Vaticano, Herder, Barcelona (1994), (ver servicio 53/95). Expone con detalle y de modo asequible las polémicas recientes en torno a los manuscritos.

– Antonio Piñero y Dimas Fernández Galiano (eds.), Los Manuscritos del Mar Muerto. Balance de hallazgos y de cuarenta años de estudios, Ed. El Almendro, Córdoba (1994). El libro reúne siete conferencias de otros tantos autores, pronunciadas en 1993. Con competencia y con lenguaje asequible se presentan los datos más importantes sobre Qumrán y se abordan las cuestiones más actuales sobre la relación de Qumrán con el Antiguo Testamento, el Nuevo y el cristianismo.

– Geza Vermes, Los Manuscritos del Mar Muerto. Qumrán a distancia, Muchnik, Barcelona (1996). Es una nueva edición del mismo título publicado en 1981. El autor ha hecho una revisión a fondo, teniendo en cuenta las publicaciones más recientes. Además de una breve historia de los descubrimientos, el libro se dedica a explicar con detenimiento el contenido de los manuscritos.

– Hartmut Stegemann, Los esenios, Qumrán, Juan el Bautista y Jesús, Trotta, Madrid (1996). Este profesor de la Universidad de Gotinga ha pertenecido desde hace casi treinta años al grupo de investigadores encargados de editar los manuscritos de Qumrán. Aquí utiliza un estilo sencillo, pero serio, para describir la historia de los descubrimientos y las características de los manuscritos, y dar unas pinceladas sobre el contenido de los textos. Sin pretenderlo desautoriza muchas de las afirmaciones sensacionalistas que se hicieron en los años 1992-94.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.