Luis Landero (CC Fundación Cajasol)
El escritor Luis Landero ha obtenido el Premio Nacional de las Letras Españolas 2022. El jurado le ha descrito como “creador de numerosas ficciones con personajes y atmósferas de gran expresividad y excelente escritura, recuperando la tradición cervantina con dominio del humor y la ironía e incorporando con brillantez el papel de la imaginación”.
Landero se dio a conocer en 1989 con Juegos de la edad tardía, novela con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica. Esta novela, que ya forma parte del canon de la literatura española escrita a partir de 1975, contiene las claves de la literatura de Landero, como bien ha apuntado el jurado del Premio Nacional de las Letras.
Una literatura con mucha biografía
En su caso, su biografía está muy unida a su literatura. Muchas novelas arrancan de episodios biográficos y tiene también varios libros centrados en su experiencia vital. Nació en Alburquerque (Badajoz), en 1948. A los ocho años, le enviaron a Madrid a un colegio interno. A los doce, su familia al completo se trasladó a la capital, concretamente al barrio de la Prosperidad, lugar donde ambienta algunos de sus libros.
Trabajó en una tienda de ultramarinos, como aprendiz en un taller mecánico y de auxiliar administrativo en una empresa lechera. A los 16 años, en 1964, falleció su padre y fue entonces cuando decidió convertirse en guitarrista flamenco, experiencia que relata en algunas de sus novelas. Compaginó su trabajo con los estudios nocturnos. Es licenciado en Filología Hispánica y ha sido profesor en la Universidad Complutense, en un instituto madrileño, en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y en la Universidad de Yale.
Un éxito inesperado y espectacular
El éxito de su primera novela ha marcado su trayectoria literaria y su dedicación a la escritura, otro de los temas que más aparecen en sus obras. Juegos de la edad tardía narra la historia de Gregorio Olías, un personaje gris que trabaja como secretario para una empresa de vinos y aceitunas. A través del teléfono entablará relación con Gil, uno de los vendedores de la marca, creando un personaje imaginario, que será él mismo, llamado Faroni, un hombre culto y triunfador. La novela, con mucho ingenio y sentido del humor, narra las elucubraciones de dos hombres de mediana edad que tratan de evadirse de una realidad cotidiana mediocre y gris.
Entre sus señas de identidad literaria destacan el exquisito manejo del idioma, un realismo de corte cervantino, los personajes extravagantes, la ironía y el sentido del humor
En 1993 publicó su segunda novela, Caballeros de fortuna, en la que de nuevo emplea recursos parecidos a los de su primera obra, con unos personajes extravagantes, originales, algo grotescos, en los que vuelve a exhibir su vena paródica y esperpéntica, aunque en esta ocasión con un argumento menos original.
Insistencia en una misma fórmula
De 1999 es El mágico aprendiz, su tercera novela, en la que Landero insiste en sus señas de identidad literarias: alejamiento de la literatura comercial, exquisito manejo del idioma, un realismo de corte cervantino (y de Galdós y Baroja), una tendencia a la aparición de tramas un tanto desorbitadas e inverosímiles (donde se aprecia la influencia de García Márquez) y la insistencia en personajes que tienden a la parodia y el desvarío. Landero construye sus personajes con ironía y sentido del humor.
Desde entonces, sus novelas han seguido mezclando con más o menos acierto la realidad con el mundo de los sueños y la ficción. Lo ha hecho en El guitarrista (2002), Hoy, Júpiter (2007), Retrato de un hombre inmaduro (2009), Absolución (2012) y La vida negociable (2017).
Lluvia fina, de 2019, es una novela de un realismo más psicológico y sociológico centrada en los secretos y mentiras de una familia atormentada. Su última novela, Una historia ridícula (2022), vuelve a tener como protagonista a uno de esos personajes mediocres y anodinos, habituales de sus novelas, que sufre una radical transformación interior tras enamorarse de una mujer inalcanzable.
Reflexiones sobre la escritura y la literatura
En 1996, apareció Entre líneas: el cuento o la vida, una colección de textos cuyo nexo de unión es el protagonismo de un profesor de literatura y, a la vez, las reflexiones en voz alta de Landero sobre su trabajo como escritor.
Es una tendencia que aparece en bastantes ocasiones en sus novelas y de manera más explícita en otros textos biográficos, como son El balcón en invierno (2014) y El huerto de Emerson (2021). Estos mismos temas aparecen en sus artículos, recopilados en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004).
Unos personajes singulares y algunos inolvidables
La crítica suele destacar cómo Landero acertó de lleno con Juegos de la edad tardía (1989). La novela creó una fórmula que ha repetido quizá demasiado y de manera muy desigual. En su haber hay que destacar que Landero tiene un fluido manejo del idioma y una notable facilidad para construir personajes dotados de una peculiar locura o singularidad, lo que los hace más humanos (aunque también muy literarios y un tanto fuera de la realidad). Además, son muy interesantes sus libros biográficos y sus reflexiones sobre la literatura y la escritura.
Sin embargo, abusa en muchos momentos de lo grotesco y sus argumentos suelen ser a veces inconsistentes, forzados y un tanto reiterativos, aunque ha intentado salir de la fórmula que le ha dado tanto éxito (por ejemplo, en Lluvia fina). Eso sí, son inolvidables algunos de sus entrañables personajes, que, como ha escrito Landero, “viven entre la persecución de sus anhelos y la bruma de lo cotidiano, en medio de una especie de ensoñación en la que puede más la voluntad que la propia realidad”.