En un breve estudio de cuatro páginas, Ángel Rodríguez Luño, profesor de Teología moral en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), propone algunas pautas para discernir, como dice el capítulo 8 de la exhortación apostólica Amoris laetitia, las diferentes situaciones en que pueden encontrarse los fieles que se divorciaron y luego contrajeron otro matrimonio civil. Son “puntos que tener en cuenta para que el proceso de discernimiento sea conforme a las enseñanzas de la Iglesia, que el Santo Padre presupone y que en ningún modo ha querido cambiar”.
Con respecto a la recepción de la Eucaristía por parte de los fieles en esa situación, el papa, en el n. 302 de Amoris laetitia, remite a una declaración del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos. Rodríguez Luño reproduce la parte central del documento, que especifica las condiciones para que esas personas puedan comulgar, y extrae algunas conclusiones sobre la atención que han de prestarles los sacerdotes.
Los puntos mencionados, concluye, facilitarán hallar “el modo de ayudar a las personas interesadas a emprender un camino de conversión que les conduzca a una mayor integración en la vida de la Iglesia y, cuando sea posible, a la recepción de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía”.