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España: los abortos de adolescentes son los que más aumentan

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La práctica del aborto en España se dispara en jóvenes de 15 a 19 años. En Brasil el gobierno relanza el debate sobre su legalización. Hay quien reclama más píldora del día siguiente o liberalizar el aborto como soluciones, con argumentos que ya se han demostrado equivocados.

Al cumplirse 22 años de la aprobación de la ley del aborto en España, un estudio del CIS sobre “determinantes sociales de la interrupción del embarazo” refleja que entre 1991 y 2001 casi se duplicaron los abortos de jóvenes entre 15 y 19 años. El documento compara España con un grupo de países como Rumanía, Rusia, República Checa, Hungría, Estados Unidos, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Finlandia, Alemania y Austria. Y muestra que ha pasado de ser el país de ellos con porcentaje más bajo de embarazos acabados en aborto en ese tramo de edad (20%), a superar a Gran Bretaña o Estados Unidos, con el 45%.

Los embarazos abortados en mujeres de 20 a 24 años (el grupo de edad que más aborta en España) pasaron del 10% en 1991 al 31% en 1999, solo por debajo de Suecia, Hungría y Rumanía. En el caso de las adolescentes de 15 a 19 años se pasó de 5.441 a 9.918 abortos en una década, el mayor incremento (82%) de todos los grupos de edad, por encima de los tramos 25-29 años (69%) y 20-24 años (68%). En 2001, hubo 19.555 abortos en mujeres de este último grupo de edad.

La solución propuesta por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y la Sociedad Española de Contracepción, según El País (5-07-2007), es un acceso más fácil a la píldora del día siguiente, sin receta, “como ya ocurre en países como Estados Unidos, Reino Unido, Holanda o Bélgica”.

Sin embargo, la venta sin receta no ha disminuido la tasa de abortos. Especialmente significativo es el caso del Reino Unido, donde hace apenas unas semanas, ante la publicación de los últimos datos sobre el aborto (ver Aceprensa 72/07), el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos dijo que revelaban “un fracaso de la estrategia contra el problema de los embarazos no planeados, particularmente en mujeres jóvenes”, así como “un grave problema de salud pública y un fracaso de la medicina preventiva”.

El debate del aborto en Brasil

A lo largo de los últimos meses, el gobierno de Brasil trata de introducir en el debate sociopolítico una ampliación del aborto. Los argumentos de sus valedores -en este caso el principal es el ministro de Salud, José Gomes Temporão- son ya conocidos en la historia de la legalización del aborto: los datos de supuestos abortos clandestinos -habitualmente inflados- y de supuestas muertes por este motivo. Pero los pro vida cuentan con la experiencia previa de legislaciones al respecto en otros países para desmentir los datos.

Según Gomes Temporão, el número de abortos clandestinos en Brasil en 2005 fueron más de un millón, y “el debate entra en el terreno de la religión, de la filosofía, de la moral”, algo “abstracto”. Pero él -dice- no trabaja “con abstracciones”, sino “con las 170 mujeres que murieron en 2005”. Eso lo hace una cuestión prioritaria de salud pública. Sin embargo, Maria Dolly Guimarães, abogada y presidenta de una de las principales asociaciones pro vida, recuerda que en el país “mueren más mujeres al año (unas 3.000) por contacto con plantas o animales venenosos que por abortos, y hasta ahora esta no es una cuestión de salud pública”.

Guimarães afirma que la disminución de la mortalidad materna no depende de la legalización del aborto, sino de la asistencia sanitaria antes, durante y después del parto. “Los países con una buena asistencia sanitaria tienen una mortalidad materna reducida, mientras que los países que no la tienen registran elevados valores en esta tasa”, dice en declaraciones publicadas por Zenit (4-07-2007). Subraya también que en el caso de Europa, allí donde el aborto está o ha estado prohibido hasta hace poco (caso de Portugal), la mortalidad materna es inferior a la de países donde el aborto es legal.

Compara ejemplos como Portugal (8 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos), Irlanda (5) y Polonia (4), con Inglaterra (13), Estados Unidos (17), en los que el aborto fue legalizado hace décadas, o Rusia (67). Este efecto es similar en América Latina: “Chile (31 muertes), Costa Rica (29) y Uruguay (27), donde el aborto está prohibido, tienen una mortalidad inferior a Cuba (33 muertes) y a Guyana (170), donde el aborto fue legalizado hace años”, dice.

A la manida afirmación de los promotores del aborto de que la legalización disminuiría el número de abortos, Guimarães opone la tozuda realidad: “Si esto está ocurriendo en algunos países europeos (Francia, Alemania, Holanda y Bélgica), es porque en ellos está disminuyendo la natalidad en su conjunto, y por lo tanto también el número de abortos”. Pero “en gran parte de las naciones que han legalizado el aborto, el número de los mismos sigue aumentando o se ha estabilizado en valores superiores a los que se registraban antes de la legalización”. Antes de la legalización, en Estados Unidos se practicaban unos 200.000 abortos anuales, y hoy, de 1,3 a 1,5 millones. Este efecto, recuerda, se da también en Inglaterra, Canadá, España, Rusia, Cuba, Australia y Nueva Zelanda.

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