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Twitter: Cuando el parloteo se convierte en noticia

publicado
DURACIÓN LECTURA: 8min.

El terremoto de Japón y la fuga radiactiva de Fukushima, el rescate de los mineros chilenos, el terremoto de Haití y otros desastres internacionales de interés mundial han puesto de manifiesto el poder de las redes sociales –Twitter, en especial– como fuentes de información inmediata.

Recientemente la comunidad online Webnode publicó un infograma que comparaba el número de tweets referentes a la crisis nuclear con el avance de la nube radiactiva.

La información emitida desde esta red basada en el microblogging superaba en inmediatez y en eficacia a otros medios tradicionales, como la radio o la televisión. Pero el fenómeno no es actual. Ya en 2008 –parece mucho a la velocidad a la que avanza la tecnología-, dos años después del nacimiento de Twitter, Mike Wilson, un ciudadano como tantos, se convirtió en reportero ocasional minutos después de que el Boeing 737-5000 del vuelo 1404 del Continental en el que viajaba se estrellara en Denver (Colorado) al escribir en su smartphone: “Mierda, acabo de tener un accidente aéreo”.

Ese mismo año, el terremoto de China y los ataques terroristas en Bombay -con tweets lacónicos como «El Taj está en llamas» o “se necesita sangre en el JJ Hospital», marcarían a Twitter como un importante instrumento para comunicar, incluso como un servicio social, en situaciones de emergencia.

Y en 2009, la mejor foto del accidente de un avión en el río Hudson la hizo un twittero con su iPhone. En segundos, su cuenta fue seguida por miles de personas en todo el mundo.

Twitter, con sus 140 caracteres idóneos para crear eslóganes de campaña, se ha convertido también en un instrumento político, empleado tanto por los candidatos en sistemas democráticos como por los disidentes en sistemas dictatoriales en los que la libertad brilla por su ausencia: ha sido la voz de los sin-voz, el poder de los sin-poder, como pudimos comprobar en la revolución verde de Irán; en Cuba con el blog www.desdecuba.com/generacióny y el twitter asociado de su autora, Yoani Sánchez; o más recientemente con las revoluciones sociales del norte de África. Un mes antes de que se iniciaran las revueltas en Túnez, y se hicieran eco los medios de comunicación, alguien advirtió en un tweet: «cuando no hay libertad en la calle, los jóvenes la buscan en la red».

155 millones de tweets diarios

Twitter cumple cinco años y ha triplicado sus datos con respecto al año pasado: según informes de la propia empresa, se produce un promedio de 155 millones de nuevos tweets diarios entre todos sus usuarios, frente a los 50 millones de mensajes al día de 2010.

La red del pajarito azul, cuyo nombre significa literalmente gorjeo, trino, parloteo, se encuentra pues en plena apoteosis cantora. Su capacidad de comunicar y de generar comunidad la hacen idónea como herramienta para tener al corriente a los demás miembros, del mismo modo que los pájaros crean vecindad en un árbol y se dan noticia de las novedades.

Sergio M. Mahugo, periodista, twitero y profesor universitario, considera que Twitter “es información en estado puro. Y el secreto de su éxito, que la información es adictiva. Nadie en su sano juicio buscaría en Twitter reflexiones profundas ni análisis sesudos pero sí primeras impresiones, titulares, breaking news”.

Incluso, hay quien considera que la limitación de espacio y la economía de caracteres, es un ejercicio interesante para convertirse en mejor escritor, en mejor periodista.

¿Pero se puede considerar realmente información lo publicado en Twitter? El hecho de tratarse de un medio editable por toda persona que tenga al menos un móvil y una cuenta, la ausencia muchas veces de fuentes fidedignas o de su contraste informativo, permiten dudar que sea un auténtico medio de comunicación.

Prueba de ello son los numerosos bulos que circulan por la red. Recientemente recibimos la noticia y el desmentido inmediato de la muerte de Manuel Leguineche. Pero no es el único. Twitter “ha matado” a la estrella de las artes marciales, Jackie Chan; a los actores Charlie Sheen y a Owen Wilson practicando snow; y a Zach Braff y a Lindsay Lohan por una sobredosis. Incluso a Morgan Freeman, hecho que fue publicado en un falso reportaje atribuido a la cadena CNN que dio la vuelta a medio mundo en el que se relataba la muerte del actor. No siempre estas “muertes” son producto de la imaginación, de la broma o de la insensatez, en ocasiones esconden mala intención o deseos de convertirse en trend topic o tema del momento.

Otra cuestión que recientemente ha levantado ampollas ha sido la creación de hashtag o etiquetas desde cuentas falsas, que hacen muy difícil descubrir cuáles son verdaderamente los intereses de la comunidad de usuarios de Twitter. O también, el empleo de etiquetas que suelen aglutinar a muchos seguidores para fines autopromocionales, como ocurrió recientemente con David Bisbal que escribió sobre un concierto bajo la etiqueta #prayforjapan, lo que provocó las iras de la comunidad.

Un radar para captar los asuntos candentes

El profesor de la Universidad de Navarra José Luis Orihuela da la clave de la definición y el uso de Twitter: “Para los medios es una excelente plataforma para la difusión y viralización de contenidos periodísticos, es una extraordinaria herramienta de monitorización de fuentes y tendencias y un estupendo taller en línea de la escritura breve. Para la sociedad, Twitter representa el pulso de la cultura, un medio de expresión muy sencillo y accesible y sobre todo, un radar para captar los asuntos candentes. Twitter se ha convertido en el sistema nervioso de nuestras sociedades, y hay que aprender a utilizarlo”.

Ciertamente, muchos medios de comunicación, ofrecen, además de su cuenta Twitter, un acceso visible y permanentemente actualizado de la misma en su página principal, sobre todo, cuando se trata de dar información inmediata de cuestiones candentes. Actúan como los teletipos pero con información propia que suministran los propios enviados especiales o corresponsales. Pero, además de servirse de la técnica para hacer periodismo, también se nutren de la red de microblogging como fuente de información, y en ocasiones sin contrastar lo suficiente.

Según un estudio publicado por PR Newswire (la mayor plataforma mundial de comunicados de prensa), respecto a los profesionales de la información de Estados Unidos y Canadá, más del 50% de los periodistas profesionales utilizan las búsquedas en Twitter cómo herramienta de investigación para redactar las noticias. Esta tendencia no tardará en extrapolarse a España.

Conforme ese análisis, uno de cada tres periodistas afirma haber entrecomillado algún post de twitter dentro de la noticia o crónica que estaba realizando. Y finalmente seis de cada diez periodistas americanos dan la bienvenida a los chivatazos procedentes de los medios sociales.

Problemas legales

La cuestión de la publicación de tweets como noticias está generando problemas legales. En Reino Unido, una trabajadora cuyos tweets de críticas al gobierno fueron reproducidos por The Independent on Sunday y Daily Mail, interpuso una denuncia al considerar que los periódicos habían violado su privacidad. La trabajadora aseguraba que ella tenía la pretensión de dirigirse únicamente a los 700 seguidores con que contaba en la aplicación cuando sucedieron los hechos y que sus tweets eran personales y no representativos de su empleador, el Departamento de Transportes inglés.

La Press Complaints Commission (PCC), que vela por el cumplimiento del código de ética profesional en los medios de comunicación del Reino Unido, consideró que la mujer no había tomado medidas para restringir su audiencia en Twitter, por lo que podía ser leída por mucha más gente y sus tweets reenviados a sus propios contactos por parte de otros. También pesó en la decisión del PCC la naturaleza y pertinencia de las informaciones periodísticas en las que fue citada por los periódicos, que reflejaban sus críticas al gobierno y sus quejas y confesiones como empleada del sistema público inglés.

Siguen haciendo falta periodistas

Hace un par de años, Jeff Howwe, autor de Crowdsourcing, calmaba a los que sostienen que este servicio acabará con los medios tradicionales: “Imagina un accidente de tren -explicaba. En las primeras horas, lo que quiero es gente sobre el terreno; en eso, Twitter es imbatible. Pero, pasadas las horas, hace falta gente que contraste los datos, que interrogue a las autoridades… Y eso debe hacerlo un profesional, no un tipo que sólo pasaba por ahí”.

Hay quien quiere poner un poco de orden en Twitter para que la información sea digerible. Biz Stone, cofundador de la red social Twitter –según información que recoge www.233grados.com–, quiere crear una red de noticias que controle la inmensa cantidad de información que se mueve a través de esta red social. Esta red no tendría por qué pertenecer a Twitter, pero estaría relacionada con varias organizaciones informativas y se podría acceder a ella libremente.

“Twitter siempre ha parecido un hilo de noticias procedentes de cualquier lugar del mundo”, dijo Stone, que añadió que Twitter podría ayudar así a las empresas informativas a tomar contacto con el público y conocer cuáles son los contenidos que quiere la audiencia.

No parece que ésta sea una solución muy independiente, pues suscita numerosos interrogantes. ¿Qué organizaciones informativas accederían al control de esa información?, ¿cómo es posible que los medios conozcan realmente cuáles son los contenidos que quiere la audiencia?, ¿es esa la finalidad de un medio, dar a la audiencia lo que desea?

Probablemente lo interesante será que Twitter siga siendo lo que es. Y que los periodistas utilicen la red como un medio para difundir sus informaciones y como un lugar donde encontrar pistas, marcas y enlaces que seguir para aproximarse a la verdad de los hechos con mentalidad crítica.

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