Google Books se enfrenta a la polémica

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El acuerdo de Google con la industrial editorial de EE.UU. para digitalizar millones de libros y ponerlos al acceso del público debe ser refrendado próximamente por la justicia americana. Pero tropieza con la oposición de quienes, en EE.UU. y en Europa, acusan a Google de querer llevarse la parte del león frente a autores y editores.

El proyecto de Google comenzó en 2004, con el objetivo de digitalizar el mayor número posible de libros conservados en grandes bibliotecas americanas y europeas. Al principio la idea era poner al alcance del público libros que pertenecen ya al dominio público y libros descatalogados. Pero estos últimos, aunque ya no se vendan, pueden estar todavía protegidos por derechos de autor. Ante las demandas puestas por algunas editoriales, Google llegó a un acuerdo con el gremio de autores y la Asociación de Editores Americanos para crear un registro de derechos de libros y destinar una suma para indemnizar a los autores cuyas obras ya habían sido digitalizadas (cfr. Aceprensa 31-10-2008). Para que entre en vigor, el acuerdo debe ser aprobado el próximo 7 de octubre por la justicia americana.

Actualmente, en la búsqueda de libros de Google están disponibles siete millones de títulos, de tres tipos: libros que son ya del dominio público y que pueden verse íntegros en Google Libros; libros descatalogados pero protegidos por derechos de autor; y libros publicados y protegidos por derechos de autor. De estas dos últimas categorías se pueden ver varias páginas, y adquirirlos online.

A favor y en contra

Frente al convenio, los que se oponen al proyecto de digitalización de libros del buscador estadounidense han puesto manos a la obra. Siguiendo estas denuncias, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha comenzado una investigación antimonopolio. Se trata de averiguar si es justo para los autores, si no se producen violaciones a la privacidad, y si Google está disponiendo de manera indebida de derechos exclusivos para comercializar millones de libros descatalogados.

Scott E. Gant, escritor y abogado de un prestigioso bufete de Washington, ha decidido actuar por su cuenta para reclamar que el tema sea tratado “predominantemente como una transacción comercial, que debe ser asumida mediante los canales regulares del comercio, que son la negociación y el consentimiento expreso”. Según Gant, Google y sus socios “han tratado de pasar por encima de esto apostando a que millones de propietarios de los derechos de reproducción no iban a tener idea de lo que sucedía” (cfr. International Herald Tribune, 20-08-09).

Para el abogado, el convenio abusa de la negociación colectiva en cuanto otorga a Google los derechos de comercializar con millones de libros sin necesidad de acuerdo individual. Asimismo, cree Gant, la compensación a los autores resulta insuficiente, lo mismo que la forma en que éstos son notificados y representados en la negociación.

Junto a la de este particular, las voluntades contrarias al acuerdo incluyen a la Unión Nacional de Escritores, a la Sociedad Americana de Periodistas y Autores, a representantes de la Universidad de California y a la sección literaria de la agencia de talentos William Morris.

Mientras tanto, las partes que convinieron en octubre, según las cuales no existe tal monopolio y, antes bien, se generarán muchos beneficios, han recibido el apoyo de instituciones como la Asociación de Institutos y Universidades Independientes de California, y la Federación Nacional de Ciegos. Algunas de las más importantes editoriales de Europa, como Oxford University Press, Bertelsmann y Holtzbrinck (dueños estos últimos de Random House y Macmillan, respectivamente), también han mostrado su conformidad con el trato.

Por otra parte, Richard Sarnoff, ex director de la Asociación de Editores Americanos y co-director de la división americana de Bertelsmann, ha asegurado que “el dueño de los derechos tiene la total capacidad de decidir y de controlar”. “Si algún autor no quiere que Google comercialice o exhiba su obra, en 48 horas será retirada”.

Franceses y alemanes, los más reticentes

El trabajo de digitalización de Google ha incluido los fondos de importantes bibliotecas y centros de documentación en Europa entre las que se cuentan la Bodleain Library, la más antigua y prestigiosa de las incorporadas a la Universidad de Oxford, y el de la Biblioteca del Estado de Baviera. Incluso la Biblioteca Nacional francesa, que inicialmente mostró su oposición al proyecto, ha manifestado recientemente que estaba en tratos con Google para negociar su ayuda en la digitalización de sus archivos.

Sin embargo, los editores franceses y el gobierno alemán continúan resistiéndose a la iniciativa. Mientras que la Asociación de Editores franceses ha suscrito una demanda interpuesta contra Google por la casa editora La Martinière, el gobierno alemán planea remitir a Estados Unidos, para su consideración en el proceso, un escrito como tercero interesado donde se hace ver que un acuerdo semejante sería ilegal si se propusiese en Europa.

Mientras tanto, la Comisión Europea ha propuesto para el 7 de septiembre una reunión con representantes de Google para tratar del acuerdo norteamericano, aunque ha decidido no implicarse directamente en el asunto. Sin embargo, y según ha anunciado Viviane Reding, comisionada europea para la supervisión de la red, el organismo ha anunciado su decisión de redactar una nueva reglamentación para permitir a los usuarios de internet el acceso online a libros descatalogados y a las llamadas “obras huérfanas”, cuyos derechos resultan de muy difícil atribución. Las nuevas medidas podrían facilitar la adquisición de un único copyright digital para la Unión Europea, en lugar de tener que tratar con las agencias de los distintos países. Las propuestas de Reding estarán abiertas a la consideración pública hasta mediados de noviembre.

Por otra parte, Reding ha resaltado la necesidad de que Europa “observe atentamente lo que se discute en Estados Unidos, para ver el mejor modo de utilizar aquella experiencia en función de una solución europea”. Como se sabe, la Comisión Europea ha dado su apoyo a proyectos de digitalización locales como la página Europeana. Esta iniciativa, que cuenta ya con 4 millones de documentos, se ha desarrollado sin embargo a un ritmo mucho menor que el de Google, cuyo fondo digital de 10 millones de títulos parece garantizarle el predominio absoluto.

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